19.4.10



La de negro, la que camina con sus ropas negras a la luz de la luna. La que planea la venganza, con un cuchillo, unas cuatro puñaladas. No más.
Con su botella de ron, a la sombra de una luna nueva, cuando todo empieza otra vez, sin treguas, y otra vez, la misma historia, la que siempre se repite.
Ella es la de negro, la que aparece en todos lados, la que nunca falta, como si por años nos quisieran dejar metido en la cabeza, que asi como sin la de negro no hay historia, sin lo que seria "la de negro" en la vida, tampoco hay más.
¿Y que busca, que quiere?
Lo que perdió, o simplemente, consecutivas veces busca cambiar las cosas. Es masoquista, no va a querer las cosas desde un principio, siempre va a esperar, va a observar, le va a doler, y ahí, va a actuar.

Pero después de todo, la vida es un poco así no?

Muñecos jugando a saber la realidad ~

7.4.10




Porque solo soy una chica, para la cuál el amor lo es todo.

Tal vez una ambición pueda desencadenar cosas mas profundas que una simple historia, como sentimientos de personajes reales en lo que siempre va a terminar siendo una ficción.
Cuando uno camina, siente cosas, se siente vivo, siente que al mover sus piernas, al sentir la brisa en la piel blanca, o hasta escuchar a alguien gritar o hablar, está vivo.

Que el ruido de los autos, el ruido de la ciudad o el ruido de las plantas - sí, de las plantas - es lo único que te avisa o de vez en cuando te sermoneas y te grita ¡Estas vivo!
Miss J, sentía todas esas cosas, y sentía que estaba viva, claramente. El sonido de la visa para ella era suficiente para seguir viviendo, gran ironía.
A sus χ² años de edad J se acusaba de no amar ni ser amada por una persona. Ella sostenía que era amada por ola vida, pero cuando veía a personas amarse le resultaba extraño, sentía un vació, un hueco. Y caminaba para llenarlo.
Un día se dijo y se propuso ser amada, conocer aquello que tantos nombraban. Y cuando quiso hacerlo, cuando se decidió, no podía. Nada se puede saber si no se conoce, se dijo.
Y así de rápido como la ráfaga que hizo a sus pelos volar, se deshizo de su idea.
Y después... después conoció a Mr P, y cuando lo conoció recordó.
J empezó a vivir diferente, empezó a sentir que su brisa se compartía, que y camino compartía, y que el sonido de la vida se dividía en dos sinfonías diferentes. No le gusto, claro está.
Dolor, angustia, y muchas ganar de llorar - además del hueco en el pecho - fueron algunos de los sentimientos que la abrumaron cuando vio el triste rostro del que le había sacado vida, pero también su corazón ¿o no era así?...
Y entonces se preguntó. Se preguntó porque si ella estaba de esa manera, la brisa en su rostro seguía, porque los pájaros no cesaban su canto; se pregunto porque el sol brillaba allá en lo alto, y porque el césped seguía tan verde como siempre, como si nada hubiese pasado.
Hasta que de un grito le dijeron ¡Nena, la vida no vive con vos, vos vivís de ella! o se lo grito ella misma.
Entonces... tal vez entendió que su espejismo de la vida no era mas que lo que ella siempre quiso ver, entendió que amor no es lo mismo que vida, y que lo único que la había atado a Mr P, había sido una patética ambición a lo desconocido.
Y se dispuso, a jugar una vez mas con la vida, viviendo de ella, y entonces así, aprendió a compartirla.


La vida no es un amor, el amor hace a la vida, ella es solo una serie de acontecimientos a los cuales podemos querer o hasta odiar.

Es confuso, pero después de todo, el amor esta siempre.